Noticias Chile | Andrea Arístegui y su historia de amor con conocido periodista: Rafael Cavada fue el inesperado “cupido”

  Foto: Andrea Arístegui / Gonzalo Montaner
  • ¿QUÉ PASÓ?

Andrea Arístegui abrió su corazón y contó cómo partió su historia de amor con el también periodista Gonzalo Montaner, a quien conoció cuando recién comenzaba su carrera en TVN.

En conversación con La Firme de La Cuarta, la actual conductora de Contigo en la mañana repasó esos primeros pasos en la televisión… y en el amor.

Todo comenzó en 2001, cuando Andrea llegó a hacer su práctica en el área internacional del canal, ya siendo mamá de su hija mayor, Javiera. En ese momento, estaba enfocadísima en crecer profesionalmente. “Estaba súper enfocada en la pega, estaba con mi hija y en el lugar donde siempre había querido estar. Estaba súper concentrada en el trabajo y quería que me dejaran contratada. Era mi gran objetivo”, recordó.

De hecho, ni pensaba en una relación: “No salía mucho con la gente del canal ni nada, porque estaba como caballo de carrera, para adelante, tratando de quedarme en TVN. No estaba mucho en la idea de buscar una relación”, confesó.

Pero el amor igual se le cruzó en el camino. Y todo gracias a un “cupido” muy particular: Rafael Cavada, quien en ese tiempo también trabajaba en el área internacional. “Rafa era el periodista con más experiencia. En algún momento quedó como jefe y fue importante en mi primera etapa de práctica: es responsable de que yo haya partido haciendo despachos en televisión, se la jugó para que yo fuera a hacerlo”, contó Andrea.

Y bueno, resulta que Cavada vivía con Gonzalo Montaner, y entre conversaciones y planificaciones, le armó una verdadera “encerrona”. “Planearon todo para que en un cumpleaños (de Cavada) pudiésemos conocernos más: había una mesa que no tenía salida, estaba pegada a un muro, quedé en ese espacio, y se sentó a mi lado, conversamos toda una noche y empezó nuestra historia”, relató. “Rafa habla de esa ‘encerrona’, fue parte importante de esa historia”.

¿Y qué tal la primera impresión de Gonzalo? Bueno, intensa. “¡Ese mismo día Gonzalo me dijo que se iba a casar conmigo! Lo encontré divertido. No sé cómo no me espanté. Era muy chistoso”, dijo entre risas. “Recién nos conocíamos, habíamos hablado un par de veces y nos habíamos cruzado en el canal, pero no habíamos conversado como para un pololeo, ¡menos un matrimonio! Lo tomé como un halago, pero nunca imaginé que la historia se haría realidad. Y aquí estamos, 21 años después”.

Se casaron en 2004 y formaron una familia con dos hijas: Javiera y Sofía. “Tenía una vida de una persona quizás mayor, pero la disfrutaba mucho”, dijo. “Esa vida no es para nada algo de lo que me arrepienta; por el contrario, me siento muy orgullosa. Fue todo el inicio de un proyecto que hasta hoy funciona muy bien”.

Andrea también compartió lo que ha hecho que su relación dure tantos años: “Tenemos en común ciertos valores, que es importante cuando encuentras una persona, como el amor a la familia, al trabajo y el esfuerzo. Gonzalo es súper generoso, muy preocupado del resto y con mucho sentido social”.

Y aunque los valores son clave, también lo han pasado chancho juntos. “Nos gusta la música, los conciertos, los viajes… somos de las parejas que lo pasamos bien y nos gusta salir juntos. No es como ‘me voy a escapar, por fin voy a salir sin mi marido’. Al revés”, contó. “Nuestras hijas a veces nos reclaman que somos muy buenos para el ‘carrete’. Nos gusta salir, ir a comer, juntarnos con amigos y recibir gente en la casa. Somos súper partners”.

Además, siempre se dan el tiempo para conversar. “Todos los días nos hacemos el espacio de ‘¿cómo te fue?’, ‘¿cómo te sientes?’, ‘¿en qué estás?’… Esa conversación diaria es súper importante para haber mantenido una relación durante 23 años”.

Y como si fuera poco, también han escrito dos libros juntos: Miradas perdidas y La amenaza de Al Qaeda continúa. Montaner, por su parte, es doctor en Estudios Americanos y tiene un magíster en Seguridad y Defensa.

¿Y volvería a ser mamá? Andrea fue clarísima: “¡Ni una posibilidad! JAJAJA. No, ya estoy pa’ abuela”, cerró, entre risas.

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