Según Marcelo Lagos, ¿en qué zonas de Chile es “altamente probable” que ocurra un gran terremoto

Marcelo Lagos puso sobre la mesa la siguiente premisa: en general, en lo que a Chile respecta, un terremoto de magnitud 8 o superior ocurre cada doce años; y si se considera que el último con estas características fue 8,4, en las costas de Illapel en el 2015, la probabilidad de que suceda uno próximamente “aumenta un 65%”, según reporta el Diario La Cuarta.

Eso sí, “esa probabilidad no dice un lugar específico”, aclaró el experto hace un tiempo en entrevista con La Cuarta.

El reconocido geógrafo, antes de entrar en materia, explicó que los sismos “no son puntos ni epicentros”, sino que “áreas”; es decir, por dar un ejemplo, “el terremoto de Valdivia”, el del 1960, tuvo una “ruptura” que fue desde el golfo de Arauco, en la Región del Biobío, hasta la península de Taitao, en la de Aysén, donde termina la placa de Nazca. “Todo eso se mueve y desliza; y lo que está bajo el océano, perturba la columna de agua y da origen a tsunamis”.

Dicha situación considera a los terremotos interplaca, “que son los que alcanzan magnitudes de 8 hacia arriba”, precisa el también director del Laboratorio de Investigación de Tsunami UC, siendo estos sismos, además, los que ocurren en zonas de subducción de una placa en la costa, como fue en 1960 o 2010.

  • La zona “más probable”

Hechas esas precisiones, Lagos tomó en consideración la historia sísmica del país y las mediciones de instrumentos para definir en qué lugar es “altamente probable” que venga un próximo gran terremoto.

“La Historia nos revela que hay ciertos lugares de Chile en que han ocurrido terremotos muy grandes y donde ha transcurrido mucho tiempo sin que vuelvan a ocurrir”, planteó toda esta gran área que abarca la convergencia que la placa de Nazca se introduce bajo la Sudamericana.

En el último tramo de tiempo, el terremoto más fuerte que se ha registrado en el norte fue el del 9 de mayo de 1877 en la península de Mejillones hacia el norte, que según el experto “probablemente” tuvo una magnitud que bordeó los 9, “y ese evento no ha ocurrido hace cerca de 150 años”, es decir, una cantidad respetable de años, según lagos.

“En esa zona el único lugar que ha liberado energía fue el terremoto de Iquique y Pisagua el 1 de abril del 2014, que fue de 8,2”, recordó. “Ahí hubo un terremoto y tsunami menor, que llegó a medir más de 5 metros.

Así que “ha transcurrido mucho tiempo” sin un sismo considerable en las costas de Atacama, ya que la última data del 10 de noviembre de 1922, por lo que de ahí se podría decir: “Ha pasado mucho tiempo, aquí podría pasar algo, por lo tanto, voy a instalar instrumentos”, según vaticinó.

“Estos lugares están acumulando energía y esta en algún minuto será liberada”, advirtió.

Si bien en el citado sismo del 2014 se liberó energía, “al norte de Pisagua, yendo hacia Arica, ha habido una falta de actividad importante, y esa es una zona que se mira con atención”, puso ojo Lagos.

El sismo del 2014 liberó algo de energía en toda la zona de Atacama. Sin embargo, al considerar también la medición con instrumentos, el área “más cargada” y que “hay que mirar con mayor

atención”, es el segmento que abarca desde el sur de Iquique hasta Mejillones, entre las regiones de Tarapacá y Antofagasta, “que es parte de la ruptura de 1877, y es una zona que podría tener un terremoto en el corto o mediano plazo”, pronosticó.

“En la costa al sur de Paposo, Taltal y Mejillones (Región de Antofagasta), todo lo que es la costa de Atacama, falta actividad sísmica y es por eso que se mira con mucha atención; y los instrumentos también revelan que hay energía suficiente para un futuro terremoto”, remarca. En dicha zona, hace 102 años que no hay un sismo de gran intensidad, por lo tanto, “ha pasado suficiente tiempo como para acumular energía y se vuelve a repetir un terremoto”, advirtió.

De hecho, bajando un poco, el doctor en Ciencias Ambientales ha observado que en las calles de Copiapó, Caldera y Vallenar las construcciones de adobe siguen en pie: “Hay casas antiguas por todas partes, y eso no está mal; pero que el adobe mal mantenido o descuidado esté en pie, es porque no ha ocurrido un terremoto”, argumenta. “Es una señal a mirar con atención”.

Hacia el sur de Atacama, en la Región de Coquimbo, el 16 de septiembre del 2015 hubo un terremoto de 8,4 que se desató en Illapel, “y ese liberó energía en ese segmento”, explicó. Por lo tanto, desde Punta Lengua de Vaca hasta Los Vilos, esa zona está tranquila: ahí hubo un terremoto, se liberó energía, tuvimos un tsunami que junto a mi equipo medimos más de 13 metros de tsunami… tremendo”, recordó.

  • ¿Y la zona central?

Ya en el tramo al sur de Los Vilos hasta Pichilemu, Región de O’Higgins, “tenemos nuevamente una zona de falta de actividad sísmica relevante”, advirtió.

Ello a pesar de que se han dado sismos intensos como el de 1822 en Quintero, el destructivo de 1906 en Valparaíso y el de 1985 en San Antonio: “Si bien son el típico terremoto interplaca que generan tsunamis, ocurren muy cercanos a la costa, con tsunamis pequeños que llegan muy rápido” y “cuando el tsunami llega muy rápido quiere decir que la ruptura bajo el océano fue muy cercana a la costa”.

Esa anatomía sísmica habla de que “es un tipo de terremoto que, si bien ha marcado la historia sísmica de la zona central de Chile, no son los más grandes”. De hecho, Lagos saca a colación que el más grande “conocido históricamente”, que fue el de “Valpo” de 8 de julio de 1730, que habría alcanzado una magnitud superior a 9, entrando en la categoría de “terremoto gigante”, según calificó.

Ya al sur de Pichilemu, aún está bastante vivo el legado del terremoto del 2010, que abarcó una ruptura desde Navidad hasta Tirúa, en el sur de la Región del Biobío. “Por lo tanto, esa zona está tranquila, liberó todo ese presupuesto energético el 27 de febrero”, destacó.

Abajo de Tirúa, entrando a la Región de La Araucanía, “entramos a los territorios del 1960, que es medalla de oro con propiedad”, dijo en alusión al que es conocido como “el terremoto de Valdivia”, que tuvo una ruptura desde Arauco hasta la península de Taitao, Región de Aysén, donde termina la placa de Nazca y comienza la Antártica.

Así que “en esa zona es muy poco probable que en el mediano plazo vaya a ocurrir un terremoto importante”, declaró Lagos. Lo que “no quita la probabilidad de que un evento 7 o 7,5 pueda ocurrir en las costas de Osorno o Valdivia sin ningún problema, porque esos eventos pueden ocurrir a lo largo de todo nuestro territorio”, aclaró.

Ya hacia el sur de la península de Taitao, donde la que interactúa con la placa de Sudamericana —por medio de subducción— es la Antártica, “ahí la velocidad, el movimiento o tasa de convergencia, que tienen las placas, es más lento”, explicó. “Si bien han ocurrido terremotos, no están en el ranking de lo más peligrosos”.

“Hay terremotos, pero las placas se mueven más lento y, cuando eso ocurre, se demoran siglos o miles en años en acumular la energía suficiente para producir un terremoto; por lo tanto la recurrencia baja”, concluyó a pesar del de Punta Arenas en el 1949 y hace poco el del paso Drake en el 2025.

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