Fiscales se abren a recibir cursos sobre manejo de armas para enfrentar amenazas de muerte y del Tren de Aragua

AGENCIA UNO

  • ¿QUÉ PASÓ?

“Creo que lo que se necesita es ver la factibilidad que a los fiscales que vemos causas complejas se les autorice para portar armas de fuego”.

Esa fue una de las respuestas registradas en la última encuesta sobre la seguridad de los fiscales, impulsada por la Asociación Nacional de Fiscales (ANF), aplicada en julio pasado. Los resultados evidencian la preocupación que mantiene el gremio respecto a la peligrosidad a la que se ven expuestos los persecutores del Ministerio Público, en el ejercicio diario de sus funciones.

TE PUEDE INTERESAR:Falleció Mauricio Russo uno de los socios fundadores de “Casaideas”

Y se suma a las amenazas conocidas la semana pasada sobre algunos jueces de garantía que habrían estado en la mira de una facción del Tren de Aragua, que está recluido en Santiago Uno y habría diseñado un plan para atentar contra esos funcionarios del Poder Judicial.

Según Mega Investiga, la encuesta fue respondida por 457 fiscales asociados, de los cuales 160 afirmaron encontrarse en riesgo, 21 reconocieron haber sido agredidos físicamente y 192 declararon haber sido amenazados en función de su cargo. Una realidad que aumentó en comparación con la encuesta realizada el año pasado.

Para el fiscal de la Fiscalía Metropolitana Centro Norte y presidente de la Asociación Nacional de Fiscales, Francisco Bravo, las cifras son un reflejo del amedrentamiento y el hostigamiento al que se ven expuestos sus asociados.

“Las amenazas a fiscales son una realidad casi cotidiana”, alerta Bravo, y asegura que “efectivamente sienten que están en una situación de vulnerabilidad”.

Frente a las situaciones de riesgo, desde el Ministerio Público han provisto a algunos persecutores de botones de pánico, chalecos y cascos antibalas, láminas de seguridad para sus vehículos e, incluso, del servicio de Protección de Personas Importantes (PPI).

Sin embargo, para un porcentaje del gremio las medidas no son suficientes y, ante la falta de seguridad, han planteado incluso la necesidad de portar armas.

“Esto no tiene que ver con que nosotros queramos usar armas de fuego. A mí no me gustan las armas de fuego y no me gustaría usarlas, pero en las situaciones que estamos viviendo no podemos descartar desgraciadamente ninguna de las medidas que los propios colegas sugieren como posibles, ante situaciones que pueden afectar o poner en riesgo su vida”. Concluyó.

  • TWITTER

Leave a Reply